Mi vida, pensamientos y pareceres

Saturday, February 06, 2021

¿Para qué vamos a al universidad?

¿Para qué vamos a la universidad?

Opinión


¿Qué es una universidad?

Hace un tiempo, había escrito un breve artículo sobre cómo es que se formaron las universidades, el rol de Al-Juarismi y de cómo su objetivo era preservar como fin último, el conocimiento. La idea consistía en hacer de las universidades, aquellos bastiones donde el conocimiento perdurara y eventualmente, se interpretara, se comprendiera, se generara y finalmente, se difundiera. 

Una universidad, es pues, el lugar donde de manera sagrada, casi religiosa, se logra preservar el conocimiento para que éste no muera. Porque el conocimiento debe estar vivo, porque las soluciones más creativas provienen de una profunda comprensión de la materia, más que de una acumulación de títulos que no se puedan respaldar. 

Decía una muy querida amiga mía, Roxana Reyes, que para ella las universidades son los centros donde la sociedad invierte dinero para ser ejes de pensamiento. Bajo esta premisa, nuestro rol como funcionarios universitarios, debiera ser el potenciar al máximo el pensamiento en la sociedad como un todo, teniendo la creación de profesionales a través de la titulación de estudiantes como un efecto colateral, pero jamás verlo como un fin en sí mismo.

La práctica universitaria actual y sus consecuencias


Como indiqué en la sección anterior, la universidad es vista socialmente, sólo como un ente de movilidad social, algo en lo que las personas entran para tener un título universitario, pero no se hace un hincapié especial en la parte de aprender. 


Probablemente nosotros, los profesores, tengamos alguna responsabilidad al respecto. Considero que una de las prácticas que debemos revalorar los profesores es determinar si un estudiante aprueba o reprueba, únicamente por el resultado en una batería de preguntas que pueden ser contestadas sin haber comprendido la materia. Como ejemplo se puede ver el caso de una de las materias que causa más desasosiego en los jóvenes, la matemática. Los jóvenes aprenden a sumar, restar, multiplicar y dividir números, pero se les escapa por completo el concepto de qué es un número. Entonces hemos perdido de vista la importancia de los conceptos, los cambiamos al darle importancia a los ejercicios, esto resulta en que los estudiantes aprenden a mecanizar (por una vía muy dolorosa) cada posible tipo de ejercicio, en lugar de entenderlo.


Está bien que una persona necesite saber sumar, pero también necesita comprender lo que está haciendo, porque no basta con saber sumar, sino, necesita entender cuándo debe sumar, el porqué el problema al que se enfrenta se resuelve con una suma. Debe comprender las propiedades que debe aplicar o no a la hora de afrontar la naturaleza de un problema. Todas esas habilidades tácitas en el sistema educativo debieran ser las principales, porque como todos sabemos, ya las computadoras saben sumar, sin errores y millones de veces más rápido que lo que un humano jamás podría.


Estamos tan sumidos en los ejercicios que perdemos de vista soluciones elementales.  En una ocasión, para un ejercicio para validar que un número tiene 6 dígitos, se sugirió la necesidad de elaborar una función “cuenta_dígitos”. El tema es que eso ocurre por enfocarnos en lo que sabemos usar, sin comprender a fondo la naturaleza del problema, en lugar de brindar la solución más sencilla. En el ejemplo anterior, de acuerdo con el sistema numérico decimal posicional (en primaria de Costa Rica, usualmente denominado allá por los 90 “la casita de las unidades”, puede verse aquí https://www.mep.go.cr/programa-estudio/matematicas%20), donde hay unidades, decenas, centenas, unidades de millar, etc, se aprende que todos los números de 6 dígitos en este sistema, están entre cien mil (incluido) y un millón (excluido). Es decir, la solución de ese ejercicio en realidad, recae en un conocimiento que los niños de primer grado de escuela que sepan numerar hasta un millón, ya debieran entender, el valor del número indica la cantidad de dígitos que tiene.


Considero que si un estudiante escribiera la función “cuenta_digitos”, es porque le falta comprender el sistema decimal o le falta comprender que un problema debe ser resuelto con la más eficiente de todas las herramientas que tiene a disposición, es decir, demuestra un vacío conceptual importante que debe ser subsanado, aún cuando el resultado final del ejercicio esté bien, la solución planteada, está lejos de estarlo.


La consecuencia principal de esta situación es que vamos a perder poco a poco en la sociedad la capacidad de pensar, de entender y comprender, de resolver problemas creativamente y más grave que todo, vamos a ser incapaces de utilizar herramientas de formas que no hayan sido previamente aplicadas (como lo hacen las máquinas). Algunos dirán que no es necesario explicar esas cosas, que se le paga a un profesor para que el estudiante aprenda a hacer cosas, nada más. Pero… ¿qué va a pasar cuando hayamos generado sólo profesionales que nunca se han cuestionado nada? ¿Qué va a pasar con la investigación científica si la dejamos en manos de quienes no saben utilizar el sistema numérico decimal posicional? Son temas que realmente me han puesto a pensar y me falta claridad para verles solución.



Expectativas sobre los estudiantes


Hace poco, en una reunión, un muy querido amigo decía que los estudiantes del Tecnológico son estudiantes que les gusta la matemática y que disfrutan los retos intelectuales y que les gusta resolver problemas de matemática. Siendo profesor de computación por 9 años, he conocido a algunos estudiantes así, pero siendo honesto, muy pocos. Tal vez, muchos estudiantes creen eso de sí mismos cuando están en el colegio, porque asocian la matemática con la capacidad para resolver una ecuación o evaluar una función. El problema es que esa parte de la matemática, como señalaba antes, está resuelta. La matemática en realidad, se basa en demostraciones, en explicaciones, en conceptos. Justamente cuando llegan a esa parte de la matemática, que es mucho más difícil y mucho más humana, es cuando les deja de gustar. Hay una belleza subyacente en este enfoque, que es la misma que se aprecia cuando se lee una poesía o se admira una pintura, una belleza que quizá hemos fallado en transmitirle a los estudiantes. 


Una demostración matemática necesita de mucho esfuerzo y muchas veces no se logra, es como escribir un poema. Estoy seguro que “Vuelo Supremo”, por ejemplo, no se produjo en el primer intento de una hora en una semana, ni fue el primer poema escrito por Julián Marchena. Pero aún intentando algo, sin lograrlo, mientras se realice ardua y correctamente, debe producir frutos. Para ilustrar mejor mi punto utilizaré un par de frases muy interesantes:


"Yo no estoy orgulloso de las cosas que he aprendido, de los libros que he escrito, estoy orgulloso del esfuerzo que he hecho por aprender, porque es este esfuerzo el que hoy me da el derecho a la palabra"

Wittgenstein (filósofo y matemático austríaco)


“La nueva pedagogía es que en la escuela debemos aprender divirtiéndonos, jugando y quien no os pide un esfuerzo os está engañando, porque en la vida seremos exactamente el esfuerzo que haremos en las cosas que tendremos que hacer.

Nuccio Ordine (profesor y escritor italiano)


Hace poco un estudiante que no quiso identificarse, dijo esto refiriéndose a mí, “es del tipo de profesor que apela a la idea de "si los hago sufrir entonces aprenden" cosa que el profesor ha dado a entender en varias ocasiones”, quisiera acotar que la frase de Wittgenstein hace referencia al esfuerzo, no al sufrimiento que son cosas diferentes, pero es importante notar cómo mis palabras, probablemente sobre el esfuerzo, transmutaron en el verbo “sufrir” en un estudiante. Como dijera Juan Luis Guerra, “es muy difícil pasar el Niágara en bicicleta”, es también muy difícil lograr un objetivo académico, cuando un estudiante no logra diferenciar entre esfuerzo, disciplina, estudio y sufrimiento. ¿Es que acaso piensa que está en la universidad sufriendo, mientras logra el título? 

Políticas de mediocridad


Entre la presión que se ejerce a la universidad por graduar “profesionales” para satisfacer un mercado mundial y el afán de complacer de algunos profesores, hemos llegado a la situación decadente donde se pierde de vista el valor de aprender y comprender y en un acto de absoluto servilismo, haciendo eco a frases como “time is money”, se ha logrado reducir un crédito (que es un término económico) a un monto en tiempo, equivalente a 3 horas. ¿Quién dijo que un concepto se entiende siempre en el mismo lapso de tiempo? 


Si el objetivo fuera levantar una pared de ladrillos o hacer huecos en la tierra, estoy de acuerdo, se puede tomar el tiempo que toma cada una de estas acciones, promediarlo y calcular cuánto tiempo me tomaría hacer un edificio o labrar un terreno. ¿Pero cuánto tiempo se requiere para comprender y aplicar un concepto? Es un acto de absoluto terrorismo el querer supeditar el aprendizaje de una persona al tiempo que se requiera para realizarlo, mucho menos cuando se pretende hacerlo masivamente, hay temas que se facilitan más, no por talento innato, sino porque ya se le ha dedicado más tiempo, se ha mostrado más interés y precisamente eso genera frutos. Aprender, no puede ser operativo.


Hemos querido institucionalizar tanto esa tasa de conversión entre créditos y tiempo, que hace algunos años recibí un comunicado en mi unidad que indicaba que de ese punto en adelante, toda asignación debía incluir el tiempo que requeriría realizarla y desde luego que nunca debía exceder el número de horas estipulado en el creditaje del curso. Volviendo a la metáfora sobre escribir una poesía, me parece que el tiempo necesario para transcribir una poesía es mucho menor que el tiempo que se necesita para escribirla, pero cuánto es el tiempo que se debe invertir para poder tener esa dosis de inspiración, cómo se mide ese tiempo que se invierte en leer a otros autores, en aprender español… en fin, seguiré insistiendo en que no es posible medir la educación, mucho menos, en tiempo. Por ejemplo, la ecuación de Schrödinger, la hizo en un balneario en Suiza, mientras estaba con una de sus amantes (tuvo hijos con cinco mujeres diferentes), y les garantizo que no fue que llegó a trabajar a ese lugar, sino que fue la corona en el pastel de un proceso mucho más largo y a la vez estimulante.


Siempre que puedo, con profesores de Colombia, México, Cuba, Argentina o Bolivia, he comentado sobre esta presión que se ejerce sobre nosotros, en mi unidad, para que todas las tareas se hagan y se planifiquen en un tiempo estipulado previamente. Con unanimidad, me indican, palabras más, palabras menos, que es un absurdo (al menos, mi trinchera no está vacía).


En este sentido de la presión por terminar una carrera en cierto tiempo dado, me gustaría dejar aquí una obra de un poeta griego, que creo que resume muy bien el valor del aprendizaje.


Ítaca


Cuando emprendas tu viaje a Ítaca 

pide que el camino sea largo, 

lleno de aventuras, lleno de experiencias. 

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al colérico Poseidón, 

seres tales jamás hallarás en tu camino,

si tu pensar es elevado, si selecta 

es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. 

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 

ni al salvaje Poseidón encontrarás,

si no los llevas dentro de tu alma,

si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo. 

Que muchas sean las mañanas de verano 

en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 

a puertos nunca vistos antes.

Detente en los emporios de Fenicia

y hazte con hermosas mercancías,

nácar y coral, ámbar y ébano

y toda suerte de perfumes sensuales,

cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias

a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.

Llegar allí es tu destino.

Mas no apresures nunca el viaje.

Mejor que dure muchos años

y atracar, viejo ya, en la isla,

enriquecido de cuanto ganaste en el camino

sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.

Sin ella no habrías emprendido el camino.

Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.

Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,

entenderás ya qué significan las Ítacas.


Konstantino Kavafis

(Traducción)



Experiencia positiva

Finalizo este texto con una luz en mi camino, el ser profesor universitario me ha llenado de experiencias positivas, he aprendido muchísimo y he agradecido cada minuto de aprendizajes que me ha dado la vida. 

Como anécdota, he podido ver a profesores que han logrado tanto impacto en sus estudiantes que éstos les quieran y aprecien por todas las enseñanzas, aún cuando mayoritariamente pierden su curso. Es tanto el impacto que tienen en sus alumnos, que hasta los padres de los estudiantes saben quiénes son, los reconocen hasta por la voz (porque  graban a escondidas sus clases) y cuando los ven en la calle, les hacen regalos (¡Sí, luego de que sus hijos perdieron el curso!). 

Con esto quiero señalar que es posible sembrar en los estudiantes tanto amor por la materia, tanto conocimiento y tantas herramientas que, aunque les cueste trabajo, esfuerzo y mucho sudor, no lo ven como sufrimiento, sino que lo agradecen y brillan tanto que quienes están a su alrededor notan también su brillo y aprecian en quiénes se han convertido a través de la educación. Es decir, es posible hacer una universidad que sea vista como algo mejor que una maquila de títulos, como algo que trascienda tanto en nuestro alumnado que su brillo permee a sus conocidos en lugar de que su talento se opaque por pedazo de cartón.

“No sólo de pan vive el hombre, yo si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro. Yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas, sin mencionar las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan, que gocen de todos los frutos del espíritu humano, porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado; es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento, porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansias de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía”

Federico García Lorca (poeta y dramaturgo español)


Tuesday, July 24, 2018

Eso es ser docente

Primero me gustaría aclarar, que como todas las publicaciones en este blog, esta se trata de una opinión totalmente personal donde me gustaría invitar a la polémica.

Este post fue inspirado en una pequeña plática que sostuve el día de ayer con un amigo, quien me decía que es bueno presentar las planificaciones del curso, incluso, si ocurrieran modificaciones a lo planeado, volver a actualizar la planificación del curso, como justificación a su idea dijo: "Eso es ser docente".

En ese momento, me quedé frío y para ser honesto, me preocupé. Considero que ser docente no es escribir en un papel lo que uno quiere hacer en un curso, tampoco es no estar atento a las eventualidades y mucho menos empezar a seguir el papel ciegamente a lo que ocurre en un aula.

Me parece que ser docente consiste principalmente en poder, de alguna manera, transmitir conocimiento, empapar a los estudiantes de un mundo lleno de ventanas que desconocían, se trata de contagiar la pasión por la materia y por el pensamiento crítico ante cada cosa que se diga. Ser docente, es la confianza plena de que los estudiantes deben cuestionar todo lo que uno hace o dice en clases, con el fin de que ocurran dos posibles resultados, el primero en donde los estudiantes entienden la materia, pueden acudir donde el profesor y le explican el porqué estaba equivocado (lo que es comprensión y criterio) o donde el estudiante confirma las razones por las que el docente le explicó la materia de esa manera y comprueba que se trata de herramientas útiles para el diario vivir.

 Ser docente es poder conocer a cada estudiante, saber cuando está esforzándose por entender y cuándo está ahí porque no tiene nada mejor que hacer. Es poder ayudar y dar una mano, comprender las situaciones de cada uno de los asistentes en clases, consiste no sólo en saber la materia, explicarla y evaluarla, sino también en medir progreso, tanto de la materia puntual como del entorno que le rodea.

Me temo que ser docente implica entender lo que un estudiante quiso decir, implica entender el razonamiento a la hora de plantear una respuesta y de ahí valorar que tan acertado estaba o cuales eran los puntos que no contempló originalmente en su respuesta.

Lamentablemente, para ser hacer todo esto, un papel que indica la planeación no ayuda, tampoco ayudan los títulos  que tenga un docente.

Por el contrario, la pasión por compartir conocimiento y por mejorar las habilidades de los estudiantes, ese amor por estar en un aula con estudiantes ¡eso es ser docente!

Thursday, February 02, 2017

La beca como derecho adquirido

Los programas de becas en Costa Rica y en particular en el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) ha mejorado sustancialmente su programa de becas y en particular, dentro del programa de becas se erige orgullosamente la beca "Mauricio Campos" que lleva el nombre del que fuera un estudiante egregio de la carrera de computación del TEC hace poco más de 25 años y que falleció justo antes de graduarse.


Esta beca cubre todos los derechos de estudio (los cerca de 400 dólares por semestre que deben pagar los estudiantes regulares) y además les otorga un pago de casi 150 dólares por mes al estudiante sin ningún tipo de compromiso por parte del estudiante más que el de aprobar un mínimo de 12 créditos y matricular, consecuentemente, 12 créditos el semestre siguiente. 

Luego de esta beca, hay becas asistencia donde los estudiantes prestan un servicio a la comunidad institucional y se les exonera los derechos de estudio, donde además, reciben un pago de casi 100 dólares al final de semestre. 

Otra modalidad es la beca deportiva, donde por entrenar hora y media 3 veces por semana y ser parte de un equipo de alguna disciplina deportiva, se le exonera el pago de casi todos los derechos de estudio, pagando sólo 5 dólares al semestre y se le exige pasar únicamente 9 créditos por semestre. 

Finalmente, hay un sistema de becas préstamo, donde son similares a la beca Mauricio Campos, pero el estudiante debe de responder por un 30, 50, 70 o 100% como un préstamo que deberá pagar cuando se gradúe. Al final de la carrera, muchos estudiantes lo que adeudan es una suma de a lo sumo 8 millones de colones y típicamente obtienen un salario de medio millón mínimo para comenzar, lo que es "pagable" en un plazo de 4 años. El problema de esta modalidad es que deben presentarse fiadores que deben confiar plenamente en la capacidad del estudiante para poder concluir sus estudios exitosamente.

El modelo como tal tiene mi completo apoyo y lo agradezco porque soy un fiel defensor que las personas deben de estar siempre luchando por su educación y que es bueno incentivar a toda costa que las personas sean educadas (mucho antes que tener una pantalla plana, por ejemplo).

Sin embargo, todas estas becas deben ser vistas como un privilegio, algo que se gana, un premio al esfuerzo dedicado y obtenido. Incluso, si puedo ver a un estudiante que está estudiando todo el tiempo, se ve comprometido con su aprendizaje y aún así, pierde un curso (o todos) pero está siempre siendo responsable y aprovechando el pequeño "salario" que implica su beca, yo sería el primero en defenderlo para que mantenga la beca, porque su actitud es encomiable y es algo sobre lo cual tiene completo control.

Sin embargo, una vez otorgada una beca, pareciera que los estudiantes tienen propiedad sobre ella. Muchas veces un estudiante que está por perder un curso lo que le dice a uno es que tiene beca (como si tener beca les diera derecho a pasar los cursos sólo porque sí) o cuando pierden cursos y tienen que llevar bloques anómalos lo que les conlleva un choque de horarios entre cursos... Y es entonces cuando vienen a pedir que deben mantener la beca, como si uno fuera el impedimento para que tengan beca para completar sus estudios dado que tienen choque entre cursos. 

Me gustaría invitar a las personas que tienen una beca a responsabilizarse por ella, a ganarla dejando alma corazón y vida en lugar de creer que se trata de una posesión, un derecho adquirido, donde por alguna razón, perderlo es un "pecado" o una injusticia. Cuando en mi opinión, una injusticia es privar a alguien de esa beca mereciéndola para hacer "malavares" y permitir una alcahuetería.


Saturday, December 24, 2016

La gran Estafa de la educación costarricense


Inicialmente quería titular esta entrada con el nombre de: "El engaño en la educación" sin embargo, creo que la palabra engaño carecía del mismo sentido que la palabra estafa, esto porque, si bien es cierto, en una estafa también debe de haber un componente de engaño, la estafa también conlleva una pérdida económica o de bienes materiales que podría llamar más la atención de la población en Costa Rica, al menos.

Resalto que estoy totalmente de acuerdo con el método de financiación con el que se cuenta en CR y creo que podría ser mayor aún el aporte, sin cuestionarlo mucho. Lo único que pido es que se cumpla lo prometido.


Antecedentes históricos


La educación secundaria y primaria fue privilegiada en Costa Rica (al no tener ejército), se logró invertir una gran cantidad de recursos para poder declarar la educación gratuita, obligatoria y financiada por el estado. A partir de este punto, todo estuvo genial, se pasaron leyes que obliguaron a las personas a estudiar (que no debiera de ser obligado, dado que es un privilegio al que todos debiéramos aspirar), se les va a brindar todo lo que necesiten (incluso alimentación, algo positivo que se mantiene hoy en día) y vamos a proveerles educadores altamente calificados.

Para aclarar ese punto, de tener educadores altamente calificados, eso en los 50's era una verdadera joya, definitivamente podíamos ostentar con orgullo aquello de ser "La Suiza centroamericana", donde para ser profesor se necesitaba tener formación pedagógica y se contaba con leyes que lo garantizaran. Para poder dar una clase, era necesario haber llevado 7 años de pedagogía y las materias que eran impartidas en ese momento. Aún en este punto histórico, todo era bueno. Sin embargo esto cambió radicalmente en los 70's, cuando empujados por una gran población infantil, la demanda de profesores excedía por mucho la oferta. La Escuela Normal y la Facultad de Educación de la UCR no graduaban al ritmo que era necesario. La población de Costa Rica se había duplicado en 15 años y esa facilidad para "reproducirnos como conejos" conllevó a la eliminación de las leyes que exigían formación docente para poder dar clases. Y pasamos de que cualquiera podía estudiar para ser docente al punto donde el que era docente podía ser cualquiera.

Esa iba a ser una medida temporal, mientras se estabilizaba el modelo y se formaban nuevos docentes. Sin embargo, esta eliminación de ley, precipitó el cierre de la Escuela Normal y su "conversión" a Universidad en 1973 y a que nos mantuviéramos dormidos en los laureles, al punto en que se eliminó el examen de bachillerato para el mismo año (examen colegiado que debían de hacer todos los estudiantes de secundaria del país para poder graduarse), lo que según mi mamá afectó seriamente la calidad de los egresados. Por lo que se buscó volver a poner el examen de bachillerato en los 90's y fue en efecto puesto en marcha para el 91. Actualmente el examen de bachillerato tiene un valor del 65% de la nota de un estudiante en la materia que representa.

La Estafa


Si vamos a hablar de una estafa es necesario justificar que se trata de un timo, donde una parte pone el dinero y alguien lo toma (a veces con premeditación y alevosía) para supuestamente entregar un bien o un servicio que a la larga nunca llega a ser el esperado.


En términos universitarios de CONARE (Consejo Nacional de Rectores, en Costa Rica, conjunto de rectores de las universidades públicas) cada estudiante tiene un costo cercano al millón de colones (1800 dólares americanos) cada mes que estudia en una universidad. Ese dinero lo paga casi en su totalidad la sociedad costarricense, cubriendo el 98% con sus impuestos. El estudiante aporta el 2%, el cual es utilizado casi en su totalidad para brindar becas a quienes lo necesiten para sostener sus estudios.

Esa inversión implica un 8% del Producto Interno Bruto de Costa Rica, quien hace años decidió apostar por la educación. Es importante mencionar que sólo el 5% de la población tiene acceso a esta educación superior, la que se escoge con un examen de admisión que se realiza a nivel nacional para cada una de las universidades.

Esa es la inversión en la educación superior, sin embargo, el Ministerio de Educación Pública (MEP), tiene un presupuesto mucho mayor, porque se supone que debe cubrir al 100% de la población (al menos en una etapa de su vida). Si fuéramos discretos y asumimos que los costos de un estudiante de primara o secundaria fuera 1/12 del costo de un estudiante universitario (justificado por la diferencia en laboratorios especializados, la gran cantidad de estudiantes o una diferencia salarial significativa), eso implica que cada estudiante que se gradúa tiene un costo mínimo de 11 millones de colones. Sabemos que al final, el MEP brindará un certificado que indica que es un bachiller de educación media y que cumple con tener los conocimientos de un "Bachiller en Educación Media"



Una estafa exitosa


El éxito de una estafa radica en que se logre engañar a la víctima, de forma que pague lo pactado y reciba algo diferente a aquello que pagó. Lo que pasa en Costa Rica es que perdimos el norte por completo de lo que esperamos al pagar por la educación. Hemos cambiado conocimiento por títulos. ¡Y nos lo estamos creyendo!. Cada año que se anuncian cerca de 20.000 graduados de secundaria, estamos diciendo que se imprimieron 20.000 de esos titulitos, se indica que además hubo 40.000 personas que no pasaron alguno de los exámenes de bachillerato, por lo que se deberán atender quejas del examen, típicamente se eliminan las preguntas más dificiles (ojo, no que están mal planteadas, sino que eran las más difíciles) y ahí pasan unos cuantos más... otros apelan que se les debe tomar las notas ponderadas de educación física, arte, música, etc para mejorar su ponderado ...

Uno de los hechos que más evidencia la falacia es la prueba de redacción y escritura, donde se destinan 10/100 puntos a ortografía, de modo que el evaluador no puede poner menos de cero puntos en este rubro, de forma que se puede tener a un estudiante que sea incapaz de poner una tilde correctamente, de poner en mayúscula correctamente en el idioma español que eso sólo le va a afectar muy poco de su nota real. Lo que a mi gusto ha llenado las universidades de personas que no sólo carecen de una noción de como escribir correctamente, sino que, peor aún, defienden su derecho a no saber escribir, después de todo, tienen un título que dice que saben redactar, ¿no?

Entonces la estafa es exitosa a un punto en el que ya se ha vuelto imparable, incontrolable... Para hacerla aún peor, quieren quitar, de nuevo, el examen de bachillerato, porque se trata de un escollo en la carrera de muchas personas, dado que para conseguir una gran cantidad de trabajos es necesario ese "dichoso" título.

El problema es que el cáncer está ahí, la falta de educación calificada es clara, porque el examen de bachillerato garantizo que no cubre los contenidos que supuestamente cubre. Incluso, no conozco a ninguna persona que con el título en la mano, pueda identificar un ejemplo de todos los temas que supuestamente se cubren en bachillerato (en eso me incluyo, fue hasta el año pasado, por cuenta propia, donde pude decir que domino los temas de bachillerato de matemática y eso que cuando era estudiante quedé en los 21 finalistas de la Olimpiada de Matemática de Costa Rica).

El problema es que a nadie parece importarle. Lo que es peor, ya casi no quedan de aquellos profesores de antaño y quienes damos clases somos quienes han sido criados, en su mayoría, por aquellos profesores sin formación en docencia, agravando la situación hasta llegar a límites exagerados.



Las consecuencias

Cuando recapitulo las consecuencias de toda esta oleada de mediocridad, me asusto...

Recuerdo con un poco de enojo cuando comentando con una estudiante que me habían ofrecido recién graduado un puesto donde me ofrecían cerca de 2500 dólares para comenzar y con posibilidad de renegociación tras 3 meses de trabajo en una empresa bastante "prestigiosa", y su respuesta fue: "Diay profe? Entonces qué está haciendo aquí?"

Lo que me delata dos condiciones, primero ella cree que los profesores estamos ahí dando clases porque "no encontramos algo mejor" y lo segundo que es más grave, que "somos incapaces para encontrar algo mejor". Sin embargo ese sentir, de que los profesores son inútiles, es en realidad una norma, en lugar de una excepción, lo que se convierte en una percepción donde aquellas personas más capaces pueden dejar de lado la opción de ser profesores para evitar ser encasillados de la forma en que se aceptó socialmente hace más de 40 años y que hemos mantenido.

Quizá los más graves están fuera de la universidad, algunos de los cuales los cito en esta lista:

Caso 1:  (En una gasolinera)

Cliente:        Hola, me puede vender un galón de gasolina? (con un envase en la mano)
Dependiente: Lo siento, señor, no puedo venderle un galón
Cliente:          ¿Por qué? (viendo el recipiente y verificando que fuera permitido)
Dependiente: Porque aquí vendemos la gasolina por litros, no por galones.


Caso 2: (En un restaurante)
Cliente:        Yo quiero el pargo asado de medio kilo
Mesero:        No, aquí sólo vendemos lo que está en el menú
Cliente:        Pero aquí está en el menú, yo quiero el pargo de medio kilo
Mesero:        (visiblemente molesto) En este restaurante vendemos por gramos, no por kilos
Cliente:        Me trae el de 500 gramos?
Mesero:       Ahh, el de 500 gramos, ve qué diferencia?

(yo no vi ninguna...)

Pero dejemos de lado a aquellas personas que nunca llegaron a la universidad, veamos cómo es el comportamiento de las personas que sí llegaron a la universidad.

Caso 3  (en una pregunta oral)
Profesor:      ¿Cuánto es 2.2 por 1000?
Estudinate:   ¿Dos punto dos cero cero cero?
Profesor:      Sí, eso por mil
Estudiante:   ¿Eso por mil?
Profesor:      Sí
Estudiante:  ¿Dos punto dos cero cero cero cero cero cero?

(tiré la toalla)

Caso 4 (en una pregunta oral a estudiantes de segundo año)
Profesor:       ¿Cuál es el máximo común divisor de 6 y 18?
Estudiante1:  3
Profesor:   (a otro estudiante)  ¿Cuál es el máximo común divisor de 6 y 18?
Estudiante2:  3
Profesor:   (a otro estudiante)  ¿Cuál es el máximo común divisor de 6 y 18?
Estudiante3:  3

(yo no pude evitar el facepalm, si no lo vivo, no lo creo)


El problema real que estamos enfrentando es que tenemos muchos estudiantes que están estudiando en la universidad que no quieren corregir sus errores básicos si no lo creen necesario, por ejemplo en ingeniería he visto confundir "haber"con "a ver" o "hay" con "ahi" --sin tilde-- o he visto cosas como "aser" (hacer) o "hacavaria" (acabaría), porque eso "nada tiene que ver con lo que están estudiando" y esto con el beneplácito de las autoridades que no ven necesario exigir a estudiantes que aprendan a escribir. A veces argumentan que el lenguaje es un ente vivo por lo que uno debe adaptarse a la realidad y a la evolución del lenguaje como algo natural. (pero no quiero tener que entender que "va a ver" que ajustarse)

Puse casos ajenos a mi alcance como educador y profesor universitario, pero estoy seguro que con esa "materia prima", estamos graduando personas que no tienen las bases necesarias para poder ejercer apropiadamente como profesionales... si no me creen... los ticos pueden ir a revisar el puente de la platina y sus ingenieros que se las ingenian para fallar en cada arreglo que le hacen, ¿no?

¿Qué hacemos?


Entonces, sí, tenemos una estafa porque Costa Rica está pagando una suma increíble para un producto mediocre (en el mejor de los casos). Lo primero que debemos hacer es caer en la cuenta que es una estafa y tomar todas las medidas necesarias para resarcir este daño que hemos hecho a nuestro país, velando porque los profesores sepan la materia que imparten (por lo pronto, me conformo con que la sepan, luego que la sepan enseñar).

Pero espero poder dejar claro que estamos haciendo las cosas muy mal y que esta mentira nos va a estallar en la cara en algún momento tarde o temprano a menos que hagamos algo, en caso de hacer caso omiso a esta emergencia, espero que la mentira estalle pronto, porque si no, las consecuencias serán peores en el futuro.


Monday, April 06, 2015

El gran engaño de la educación

"El papel aguanta lo que le pongan" suele ser un refrán popular, sin embargo, la realidad actual no puede ser más triste. A lo largo de muchos años he visto como se quiere mejorar la educación, he podido ver como es que se han implementado muchos modelos nuevos de educación, se empezó a mencionar términos como enseñanza-aprendizaje, luego sólo aprendizaje, de modo que el profesor dejó de ser el que sabía la materia para pasar a ser un facilitador de la materia. Bajo el argumento de que todos los estudiantes son curiosos y tienen una fascinación por aprender, se ha cambiado el enfoque "arcaico" de la educación tradicional, por un modelo donde a los estudiantes se les presenta retos de modo que conforme vaya aprobándolos así será su aprendizaje.

Sin embargo, lo que realmente está pasando, al menos en el ámbito donde me desenvuelvo, es que las personas han adquirido la habilidad de responder correctamente sin entender lo que está pasando realmente a su alrededor, sin saborear la materia y lo que es peor, creyendo que con lo que saben hacer, es equivalente a quien realmente comprende la materia. Los profesores incluso, ya han perdido la habilidad para poder determinar cuando un estudiante realmente sabe o ha aprendido algo en contraste con quien no lo ha hecho a conciencia y profundidad.

Los ejemplos más tristes donde esto ocurre es en el área de las matemáticas. Por ejemplo, justificamos que un estudiante sabe resolver ecuaciones cuadráticas si es capaz de levantar el lápiz y marcar la opción correcta en un examen de selección única. Despreciando que haya sido obtenida por producto del azar (aunque al haber varias preguntas, este punto se corrige en el tiempo), o sin considerar que pudo aprender a usar la calculadora que se lo resolvía por él o lo copió del vecino o lo hizo haciendo la fórmula general del discriminante. Pero aún así, aquellos que son capaces de hacerlo sin calculadora, lo más probable es que no comprendan el porqué esa fórmula resuelve la ecuación, sino que la memorizaron y listo.

A criterio de este profesor, ese porqué es lo único valioso de resolver la ecuación, es la forma que justifica ese proceso, repetir ese proceso sin sentido resulta algo no sólo inútil, sino moralmente desconsiderado para quienes desean poder aplicar las bases de esa fórmula fuera de ese contexto. Incluso, si se desea que se reconozca una situación afín o análoga al problema es mucho más fácil si se tiene esa base sólida que es la justificación.

Actualmente podemos ver como cientos de miles de jóvenes cada año se gradúan de la primara, secundaria y hasta universidad, donde supuestamente han aprobado ciertos cursos que les certifica como acreedores a ese título, pero ante una pregunta o una situación que involucre conocimientos básicos que (supuestamente) están en el plan de estudios, muchos pierden la ecuanimidad y se asustan o peor aún les es indiferente el no saber algún concepto.

Demasiada confianza en "La fórmula"

En una ocasión un estudiante me preguntó si yo sabía "la fórmula" para realizar una conversión de dólares a colones. Parece que en algún punto a alguien le dieron muchas fórmulas de manera que siempre se apoyaba en ellas  para todo (quizá mediante algún papel, porque en matemática es prohibido memorizar fórmulas, dado que todo está en internet), a tal punto que olvidó y dejó de hacer por completo lo que debió ser desde un inicio, entender lo que está haciendo. Porque hasta para dividir o multiplicar se necesita una fórmula.

Actualmente muy pocos estudiantes son capaces de deducir las "fórmulas" a partir de la información que se presenta. Parecen muy resueltos a aceptar que aquella fórmula es equivalente a una caja negra hecha por eruditos cuyo razonamiento es incomprensible, lo que me parece preocupante es que es la misma lógica que se seguía cuando se "aplica magia negra o blanca" durante la edad media y se confiaba en el brujo (por no decir estafador).

Lo que es aún peor, no sólo se acepta aquello como una deducción fantástica e infalible, sino que se ni siquiera se cuestiona, se prefiere aceptar aquello como algo verdadero antes que intentar deducir la razón por la que aquello es verdadero. Alguien podría argumentar que no está mal, mientras puedan aplicar la "fórmula" sin embargo, ¿qué ocurre cuando aquella fórmula está incorrecta o cuando es susceptible a mejoras?

El aceptar ciegamente algo por pereza de pensar o de cuestionar es impensable para cualquier persona, pero en educación, aquello es completamente inaceptable, porque precisamente se está incumpliendo el principio formativo que debe tener la educación, ese valor agregado que sólo la escolaridad a través de personas que ya han pasado por el proceso de comprensión pueden transmitir y valorar o evaluar si aquel alumno (estudiante, aprendiente o como quiera llamarlo, el nombrarlo diferente no logra que aprenda más), está cumpliendo con el requisito mínimo acorde con el nivel que se espera de él.

Perdido en el limbo

También hemos perdido por completo la noción de lo que somos capaces o no de hacer, recientemente se me acercaron un grupo de estudiantes consultándome sobre la dificultad de un proyecto y tomando en cuenta mi opinión sobre su vialidad para desarrollarlo.

En realidad la dificultad y la naturaleza del proyecto excedían mis capacidades y conocimientos, sin embargo, dadas las preguntas que me estaban realizando, también pude notar que yo estaba mucho más informado sobre los temas necesarios para poder realizar el proyecto que los mismos interesados. Quizá esto no suene tan grave, pues precisamente ellos querían saber si en mi opinión era un proyecto, según sus palabras "muy matado", sin embargo la gravedad del asunto viene de que ese proyecto fue planteado por un profesor que le ofreció esa posibilidad a ese grupo de estudiantes, sobreestimándolos o (lo que considero más probable) sin comprender a fondo la dificultad del problema y el contenido de los cursos llevados hasta ese punto de la carrera de forma que pudiera saber que no todos los problemas tienen el mismo nivel de dificultad.

El problema del engaño

Con estas observaciones, quiero llegar al punto en que estamos en una época dorada de la educación, que llega a todos los niveles, el número de egresados de primaria es muy alto, de secundaria es menor, pero igualmente alto y de universidad es cercano al 7% de la población. Los planes de estudio son muy completos y demás. ¿Pero qué es realmente lo que está quedando en la mente de los graduados? ¿Están listos para pensar más allá de una fórmula?

Lo que realmente me preocupa es que a nadie parece importarle lo que un estudiante sea capaz de cuestionar, incluso a los profesores más cuestionadores (por llamarlos de alguna forma), es sencillo aprobar sus materias sin estar obligados a pensar en lo más mínimo (creo que me incluyo en el grupo).

Mi dilema actual consiste en entender a quién estamos engañando al otorgar un título a alguien que no lo merece. Creo que el principal engañado es la sociedad, porque se le hace creer que puede producir más eruditos capaces de realizar labores altamente técnicas y de manera correcta. Pero por otra parte, quien se ve beneficiado con todo esto son las empresas, las cuales le dan al estado la obligación de preparar (a medias) a sus ciudadanos "más capaces", mientras ellos los contratan para que ejecuten labores sin cuestionarlas porque para eso han sido entrenados.

Tuesday, May 21, 2013

Sobre un problema real y contextualizado que introduzca series

Pensando en un problema que fuera resoluble con la matemática que un niño de 13 años en sétimo año debe de saber (al menos acorde con el plan de bachillerato), pensé en este problema. (También para dar respuesta a https://www.facebook.com/photo.php?fbid=463752163705069&set=pb.313867718693515.-2207520000.1369148464.&type=3&theater que busca introducir los temas de series)

Se tiene una tela cuadrada, esta tela está dividida en n subcuadrados cada uno de un color diferente, de modo que no hay dos cuadrados del mismo color.

 A continuación se muestra una imagen de como se vería la tela para diferentes tamaños de "n"

Ejemplo si n = 1
1111

Ejemplo de n = 2
1 2
3 4

Ejemplo de n = 3

1 2 3
4 5 6
7 8 9


Para la realización de un collage se necesita una pieza cuadrada para ser usada como lienzo. Sin embargo, el tamaño del cuadrado puede variar. Entonces, por ejemplo, a la pregunta ¿Cuántos collage con diferente lienzo se pueden realizar si la tela tiene 1 color (caso n = 1)? La respuesta es sencilla, sólo de 1 forma.

¿Cuántos collages con diferente lienzo se pueden realizar si la tela tiene 4 colores (caso n = 2)? La respuesta es 5, dado que se puede hacer 4 con cada uno de los cuadrados pequeños, pero también se puede hacer uno más con el cuadrado grande (usando los cuatro colores como lienzo)


Responda las siguientes preguntas:
¿Cuántos collage con diferente lienzo se pueden realizar si la tela tiene 256 colores (caso n = 16)?  (Para este punto casi soplo la respuesta)
El reto está en la siguiente pregunta
¿Cuántos pliegos de tela iguales (asumamos que cada lienzo de tela para n = 16 se pueden pedir directamente al proveedor), se necesitan para poder hacer todos los posibles collage de la pregunta anterior?
Por ejemplo, para hacer los 256 de ancho 1, se necesita un pliego, también para hacer el collage con ancho 16, se necesita otro pliego, ahí van dos... y los otros?

¡Éxitos!

Al resolver este problema recuerde siempre que la matemática es diversión.

Wednesday, June 13, 2012

Es que no sabe igual



Esa frase la utilizaba mucho mi abuela cuando mis tíos (sus hijos) le decían que comiera tortillas de pulpería en lugar de las que ella hacía. Habían podido hacer que dejara de moler el maíz que se cultivaba en su finca y que lo cambiara por MasaRica, pero nada más.

Debo de confesar que yo no quería que dejara de levantarse a las 4 am, en las frías madrugadas de San Miguel de Naranjo para buscar en el rancho, pedazos de madera bien cortada que, en otra oportunidad mi abuelo había apilado, para encender la cocina de leña (ya tenía cocina eléctrica y de gas, pero igual, se reusaba a utilizarlas) que prendía con un "poquito de diesel", así es más fácil que "coja fuego" decía. Luego preparaba la masa y se ponía a palmear tortillas.

Luego de haber hecho las tortillas, en la misma cocina de leña (de las mejores cocinas de leña, de las que venían enchapadas con dibujos de flores que siempre se mantenían impecables) se ponía a hacer gallo pinto, huevo de gansa frito y picado (según los gustos de cada nieto) y a calentar agua para hacer agua dulce o café según corresponda (igual, tenía microhondas, pero "no sabe igual").

Finalmente ella se hacía para ella una tortilla del tamaño del comal (sí, enorme) y que se la servía con gallo pinto y café.

- "Es que si no, no quedo llena", solía argumentar.

Por más ruegos que se le dieran, por más que se le dijera que ya estaba muy mayor para andar jugando con diesel para encender una cocina o incluso, con las eventuales quemadas que en escasas ocasiones si diestra mano sufría, nada la hacía cambiar de opinión, al final, la comida realmente sabía bien y efectivamente sabían mejor que las tortillas compradas en paquete... Lo mismo aplicaba para chorreadas, tortillas con queso, tamal asado, budín, picadillos, arroz con pollo, sopas de mondongo, ollas de carne e incluso el arroz (y sí, había arrocera...)

Sé que las cosas ya no se hacen así, mi abuela murió hace ocho años y la cocina de leña quedó relegada a ser una pieza olvidada en un mundo que cada vez va más rápido, ya no vale la pena pasar 1 hora diaria haciendo tortillas para que sepan mejor si se pueden comprar en cinco minutos tortillas en el supermercado para toda la semana.

Pero en todo esto, hay algo muy importante y es el valor del esfuerzo. Si bien es cierto, se puede tener algo que parece que funciona que cumple con su misión en un tiempo más breve y que fue generado de manera masiva mediante una maquinaria que sólo es capaz de producir ese mismo tipo de producto, todos de la misma "calidad".

Lo que pasa es que al final, "no sabe igual". El tiempo que se invierte, en hacer algo bien hecho, efectivamente, cuesta más, se invierte más tiempo y sólo se logrará sacar un buen ejemplar en el mismo tiempo que otros tardan en sacar 40 de menor calidad y ya no estamos hablando de comida. En realidad, estoy viendo una catástrofe enorme en la educación, ni siquiera es un problema, es un colapso muy serio donde las más sencillas y simples tareas no son tomadas con seriedad por los estudiantes. Ahora tenemos escuelas de mentira, colegios de broma y universidades "Fisher Price" que producen profesionales, como si esto fueran productos de fábrica.

Conozco personas que creen que por poder utilizar un sistema que un ingeniero en computación no sabía, ya se consideran superiores y desprecian el título, dado que "son más capaces", luego andan sacando un título de la manera fácil y para colmo de males, agradecen que no hay quices porque en esta U no hay asistentes...

Nos hemos dedicado a valorar títulos y no conocimientos o habilidades. Tenemos cursos con un nombre muy grande para los contenidos reales. Hemos cambiado educación formal por educación técnica y estamos felices con ello, nos hemos conformado con tener las cosas con poco esfuerzo y de ahí los resultados.

Incluso, los exámenes de admisión han sufrido una baja increíble en los promedios del examen de admisión, todo desde que el sistema educativo ha cambiado "para ser más orientado al razonamiento y menos orientado a la memorización". Lo peor que he oído es que la baja en los resultados de exámenes de admisión, se debe a que ahora los exámenes están únicamente orientados al razonamiento verbal y lógico matemático, ignorando por completo las inteligencias múltiples... Y es que puede ser cierto que ese es el enfoque de los exámenes de admisión, pero eso no explica el porqué están tan bajas las notas. ¿Qué pasa con las nuevas generaciones, dónde quedó el razonamiento verbal y matemático?

Hace no mucho tiempo pasé 1 hora con una niña de 9 años, de tercer grado de una escuela pública, duré ese tiempo para que respondiera 7 de las 10 preguntas de la tarea de Estudios Sociales que tenía. Sobra decir que me hubiera tomado 2 minutos decirle las respuestas correctas de su tarea y me habría podido desocupar tranquilamente, pero como educador, quería dejar en ella el poder hacer las cosas por su cuenta, aunque implicara aguantar su pereza y motivarla a como fuera para que realizara su tarea, íbamos bien hasta que llegó el abuelo y le contestó las 3 preguntas que le faltaban... (añado, me dio mucha cólera ver mi trabajo desperdiciado). Esto me hizo reflexionar para escribir este pequeño ensayo, pero la verdad, las cosas que se realizan con amor y esmero, puede que tomen mucho más tiempo que las otras, pero las otras... no saben igual.