Mi vida, pensamientos y pareceres

Monday, August 21, 2006

Un día de compras

Hace tiempo había deseado aventurarme a volver al Mercado Central. Tras pasar los límites de la entrada y un número que indica historia, 1880, percibo un claroscuro de pasillos. Entonces siento en mi respirar un olor familiar, creo que no hay otro lugar en el mundo donde se pueda percibir ese "aroma". Palabras van y vienen, "¿Qué le damos? ¿Qué va a llevar?". En mi rostro se dibuja una sonrisa, recordando cuando hace unos años entraba ilusionado a ese lugar, directo al puesto de Lolo Mora, que ya para esas fechas ni trabajaba ahí.

Era pasado el medio día y el continuo gotear no cesaba de aumentar, retumbando sobre las latas de zinc, así el bullicio local se hacía mayor. Continué caminando por entre los pasillos buscando un lugar para conseguir mi objetivo. Hasta que un "Olla de Carne Especial" me llama la atención. Detengo entonces mi caminar y desvío mi mirada. ¿Por qué no? Ya era pasada la hora de almuerzo y apenas si había probado bocado en el desayuno.

Tomando asiento en la típica barra de soda, me dispongo a ordenar mi sabrosa "Olla de Carne Especial". - ¿Qué desea tomar? - se me pregunta, me desconcierta, es cierto, debo de tomar algo, pero qué?...
- ¿Qué tiene natural?
- Piña, mango, cas, papaya, mora, melón, frutas mixtas, crema, mozote, linaza y chan- Me dice la salonera sin inmutarse, de corrido y como quien siempre lo dice. Tras una breve reflexión y sabiendo que son frutas de verdad y no "Tropicales", me inclino por la última opción y me dispongo a esperar.

Apenas si han pasado sesenta segundos como máximo cuando llega mi orden completa. Se trata de tres platos llenos a reventar, uno de caldo que convida, otro de verduras, casi de verlo me lleno y uno más de arroz. Conjunto los platos, viene mi refresco de chan, enorme, un vaso de verdad...

Para todo aquel que haya comido en el mercado nada de esto es sorprendente, levanto la mirada y veo un día normal en mi querido San José. Imagino como es que unas cinco décadas atrás se pudo haber desarrollado el día. Tuvo que haber habido mejores tiempos, sin necesidad de guardias pasando a mis espaldas y las sodas llenas de personas con sacos de gangoche para transportar sus pertenencias.

Una mano enegrecida por la tierra y el tiempo interrumpe mis pensamientos. "¿Me regala algo?" -- es todo lo que escucho. No puedo dejar de pensar en como la vida puede ser cruel con algunas personas, tomo entonces una moneda y la deposito en sus manos. Recibo entonces un lapicero azul, blanco y rojo. - Muchas gracias -. Miro el lapicero y lo guardo, fue una agradable sorpresa.

Finalizo mi sopa, estaba listo para pagar e irme cuando me llega, cortesía de la casa, un platito de arroz con leche, que no puedo rechazar. Ahora sí, una vez concluida la comilona, pago mucho menos de lo que se paga en USA's foods y sigo en busca de mi objetivo.

Avanzando un poco más, diviso una imagen que dice mucho. Esta imagen demarca el puro centro del mercado. Avanzo unos pasos más y veo entonces un puesto donde se puede conseguir mi meta. Hay muy pocos lugarres donde se pueden conseguir hierbas medicinales, o sábila. En especial a buen precio, cualquier cosa "con sábila" sale carísima...

Finalizo mi aventura en el centro de San José y me dirijo directamente a mi siguiente parada. Un lugar similar pero muy diferente a la vez. Se trata de quizá el sitio más concurrido de Montes de Oca para hacer compras. Ahí los pasillos son amplios y claros. El aire... bueno, no es igual. Caminando por los pasillos sigo viendo helados light, ropa de colección, alguna hasta rayando la ridiculez, pero en fin cara y por tanto "de moda".

Si no fuera por los regalos que uno tiene que dar a veces, me habría quedado sin ver esa comparación tan dispareja de puntos comerciales. El Food Court es por su puesto, de los mejores, con muchas mesas, no hay "barras", ni servicio "en la barra", ni muchas opciones que digamos en bebidas naturales. Algo en común es el ruido que rodea el lugar.

Noto en cada paso que doy otra diferencia, tal vez sea una vaga idea, pero sin embargo noto que hay menos deseo de sobrevivir aquí... Esta vez estoy en un lugar donde los excesos a veces innecesarios, marcan la pauta de las compras. Muy distinto a aquellos lugares donde hay "dependientes" de edad avanzada y que no deben de exhibir ropas ajustadas o uniformes extraños, sino simplemente la mercadería.

La verdad, aunque me es mucho más familiar este lugar, siento algo de nostalgia por lo que pueda pasar en el futuro. ¿Mis hijos llegarán a conocer lo sabrosos que son los helados de Lolo Mora? Mientras meditaba esto, topo con una cara familiar, vienen y van saludos, nos despedimos y caigo en la cuenta...

O ya no pertenezco al hábitat del centro de San José, o he dejado que el vicio del consumismo, el facilismo y la comida rápida me absorviera por mucho tiempo. Creo que es un poco de las dos, sin embargo, a diferencia de nuestro presidente, que nunca ha puesto un pie en el Mercado Central, yo lo he hecho. Finalmente, realizo mi compra y me retiro del local.

Sólo quizá tras esta breve tarde de compras, donde pude comparar dos lugares distintos pero iguales, he podido aprender más sobre mí mismo. Me gustaría fundir un poco de lo bueno de los dos mundos que vi hoy. Pero será en otra ocasión, quizá en otro tiempo, cuando veamos que el desarrollo y la cultura no deben de interferirse entre ellas. Que los "boom" de la moda son sólo eso. Que a veces uno aprende mucho más de una mirada sincera de agradecimiento que de alguien que cumple sólo con su deber de decir gracias a sus clientes.

Mi más sincero deseo es que podamos despertar y darnos cuenta de lo bello que es el mundo. Que aún existen amigos que al preguntar "cómo estás?" en serio les interesa obtener una respuesta sincera. Me gustaría pensar que en los rostros de las personas que pasan a mi alrededor se dibuja felicidad y tranquilidad. Quiero no sentir vergüenza o recibir reproche por dar un abrazo de saludo a un amigo al saludarlo (sea o no de mi mismo género). ¡Quiero algo de mi tierra!

Eddy Ramírez Jiménez